Cuando el hombre llegó a Australia había màs de 10 millones de Koalas
Hoy están aislados, estresados, enfermos y en peligro
(AFP) Un olor nauseabundo flota en el aire cuando una koala hembra de 12 años, llega al primer hospital australiano para estos marsupiales.
A primera vista parece sana. Pero el examen revela que tiene las “nalgas húmedas”, una infección por clamidia que puede provocarla ceguera, esterilidad e incluso la muerte.
No hay tratamiento contra esta infección de transmisión sexual que causa estragos en estos animales.
Las epidemias se deben a que los humanos invaden el territorio de los koalas, explica Cheyne Flanagan, directora del hospital de los koalas.
“Los animales se ven obligados a vivir más cerca los unos de los otros, lo que aumenta las interacciones entre individuos” y conlleva riesgos de contagio. La rivalidad por el territorio y la comida aumenta el estrés, dañando al sistema inmunitario.
Koalas bajo ataque
Las perspectivas son funestas para los koalas:
- Sufren ataques de perros
- Los efectos del cambio climático
- Atropellos de carros.
Cuando los primeros colonos británicos llegaron al país, en 1788, había más de 10 millones de koalas. Como viven en lo alto de los árboles resulta difícil contarlos, pero el comité científico de las especies amenazadas calculó 188 mil en 2010.
En algunas zonas ya han desaparecido. “No soy nada optimista” a largo plazo, afirmó a la AFP Damien Higgins, director de la unidad de koalas de la universidad de Sídney. “Las presiones persisten. El desarrollo continúa. Habrá tanta gente que quiera vivir donde hay koalas (…) y explotar minas donde hay koalas, habrá problemas”.
Muerte lenta
El hospital de los koalas, que abrió sus puertas en 1973, ha registrado en los últimos años un cambio en los pacientes. Según Flanagan, los marsupiales son cada vez más ancianos y hay menos, de lo que se deduce que se están muriendo.
La urbanización reduce su territorio y los koalas deben recorrer cada vez más distancia para poder establecerse. “Es la muerte lenta”, asegura Flanagan.
“La gente quiere vivir cerca de la costa y tenemos que buscar la manera de proteger a los koalas a largo plazo”, asegura.
Así las cosas, los investigadores hacen un intento por mejorar las posibilidades de supervivencia. No es una varita mágica, el problema sigue sin solución a la vista.